La enfermedad de Devic, también conocida como Esclerosis Múltiple (EM) óptico-espinal o Neuromielitis Óptica (NMO), es una enfermedad autoinmune en la que el propio sistema inmunológico de una persona ataca las neuronas del nervio óptico y de la médula espinal del mismo individuo. Esto produce una inflamación simultánea de ambos tejidos y generalmente causa ceguera, en ocasiones de forma permanente.
Además de lo anterior y en varios pacientes, causa debilidad o parálisis en piernas y brazos, pérdida de sensibilidad y problemas en la vejiga como resultado del daño ocasionado a la médula espinal.
La Enfermedad de Devic o NMO es un padecimiento que se parece a la esclerosis múltiple clásica en muchas cosas, pero requiere un tratamiento específico y diferente.
La NMO es más común en mujeres que hombres y más frecuente en orientales que en caucásicos. Actualmente, la variedad de EM llamada óptico-espinal, constituye un 30% de los casos de EM en Japón y se considera una variedad de NMO.
En el año 2004, un equipo de la Clínica Mayo de USA identificó el principal objetivo de los ataques autoinmunes de la NMO el cual es dirigido hacia la proteína Aquaporina 4 y con base a ese descubrimiento desarrollaron el test de anticuerpos NMO-IgG que identifica la enfermedad. Según el informe de la Clínica, esta es la primera vez que el objetivo molecular ha sido identificado en un tipo de esclerosis múltiple.
Las nuevas reglas de la Clínica Mayo para establecer el diagnóstico en estos pacientes requiere que se encuentren presentes los dos criterios absolutos de la enfermedad, más al menos dos de los criterios de apoyo, siendo estos:
Criterios absolutos
- Neuritis óptica
- Mielitis, o inflamación de la médula espinal
Criterios de apoyo.
Resonancia Magnética (MRI) del cerebro negativa a lesiones al comienzo de la enfermedad.
- Resonancia Magnética (MRI) de la médula con lesiones T2 contiguas en 3 o más segmentos vertebrales
- Seropositividad ante el test NMO-IgG, que comprueba la existencia de anticuerpos contra la Acuaporina-4
Se ha debatido si la NMO es una enfermedad separada o es parte del amplio espectro de la esclerosis múltiple (EM). La NMO se diferencia en que normalmente tiene secuelas más severas después de un ataque que la EM, la cual presenta en muy raras ocasiones mielitis transversal, bandas oligoclonales en el líquido cefalorraquídeo o lesiones en el cerebro evidenciadas por la MRI. Estas últimas son infrecuentes en NMO pero ocurren en el 90% de los pacientes de EM.
La NMO ha sido asociada con varias otras enfermedades incluyendo padecimientos Vasculares, síndromes de auto anticuerpos, infecciones por virus (varicela, Epstein-Barr virus, VIH), exposición a Clioquinol y tratamientos para la tuberculosis. A veces se la considera un síndrome en vez de una enfermedad.
Por lo anterior se ha propuesto la distinción entre NMO y otras variantes de la EM pero no se había encontrado un indicador seguro hasta el descubrimiento del NMO-IgG por losinvestigadores de la Clínica Mayo en el 2004. Actualmente éste es el único indicador seguro que existe y da un 30% de falsos negativos.
La enfermedad puede presentarse como un episodio aislado o recurrente, con ataques y remisiones y cerca de un tercio de los casos de NMO tienen síntomas preliminares, como fiebre, dolor muscular o dolor de cabeza. El paciente típico tiene una aguda y severa espasticidad, debilidad muscular en las piernas, parestesias (adormecimiento) en las piernas o en los cuatro miembros con signos sensoriales, acompañados de problemas de control de vejiga. La enfermedad se desarrolla en un periodo de uno a catorce días y la posibilidad de compresión de la médula espinal puede ser descartada por Resonancia Magnética.
La debilidad es precedida o seguida de una neuropatía óptica aguda, uni o bilateral, con disminución de la agudeza visual, de la visión de los colores y con manchas difusas u opacas o incluso, pérdida de visión. El daño nerviosos en esta enfermedad esta normalmente limitado a la médula espinal y al nervio óptico. Normalmente hay mejoría en alguna medida en unas cuantas semanas, pero pueden persistir daños residuales, a veces graves. En el 80% de los casos, el ataque a la médula o al nervio óptico ocurre en un plazo de tres meses respecto del otro.
A diferencia de la Esclerosis múltiple, la enfermedad no entra normalmente en fase secundaria progresiva (declive neurológico en ausencia de ataques) y en su lugar, las secuelas aparecen siempre durante los ataques. Éstos se tratan con cortas sesiones de altas dosis de esteroides intravenosos (methiprednisolona IV, 1000mg/d o equivalente) durante 5 dias o más, y se destina las Plasmaféresis para aquellos ataques que no responden a los corticosteroides e inmunoglobulinas.
No hay ninguna terapia para prevenir la enfermedad o los ataques cuya eficacia haya sido demostrada por ensayos clínicos controlados y la mayor parte de los investigadores opinan que el tratamiento con inmunosupresión es necesario en NMO. También se recomienda para pacientes seropositivos al test NMO-IgG con un simple episodio de mielitis transversal por el alto riesgo de un nuevo ataque.
Las terapias inmunomoduladoras o inmunosupresivas usadas actualmente son:
- Azatioprina (Imuran) más prednisona
- Micophenolato (Mofetil) más prednisona.
- Rituximab (anti-CD20 anticuerpo monoclonal químico)
- Mitoxantrone
- Immunoglobulina intravenosa (IVIG)
- Ciclofosfamida
En cuanto a la plasmaféresis, según la American Society for Apheresis (ASFA 2010) su indicación es como segunda línea de terapia, ya sea como tratamiento único o en conjunto con otras modalidades y en pacientes a quién otro tipo de tratamiento no ha dado los resultados esperados.
El fundamento teórico de la aféresis terapéutica es la reducción de la carga de sustancias patológicas a niveles que permitan mejorar la salud del enfermo a través de retirar de la circulación anticuerpos indeseables, lípidos y elementos celulares de la sangre.
En estos pacientes la mayor cantidad de inmunoglobulinas removidas se realiza con la remoción de un volumen plasmático, alcanzando cifras de hasta el 80% del total de los anticuerpos circulantes. Se ha comprobado que remociones mayores de volúmenes plasmáticos sólo logran grados menores de eliminación de estas macromoléculas. El líquido de sustitución de plasma debe ser de preferencia solución salina normal con albúmina humana al 20%, y normalmente utilizamos para el tratamiento un separador celular de flujo continuo Cobe Spectra, cuya eficiencia es superior a los equipos que utilizan el método de flujo intermitente.
La tasa de sustitución de líquidos se gradúa al 100% para garantizar la normovolemia del paciente; y el tiempo promedio para el procedimiento es de alrededor de 50 a 72 minutos dependiendo de la altura y peso del paciente. El anticoagulante usado es ACDA, y debe hacerse notar, que entre más pronto se inicia el ciclo de plasmaféresis la recuperación del paciente es más rápido y más satisfactorio.
Posterior a cada procedimiento de aféresis se debe de esperar una re acumulación de nuevas inmunoglobulinas en el sistema circulatorio del paciente, fenómeno que ocurre a partir de varios orígenes como son el drenaje proveniente del sistema linfático, la síntesis endógena por células plasmáticas de nuevas globulinas y por difusión simple a través de la pared de los capilares sanguíneos, siendo estas dos últimas rutas las que transfieren las macromoléculas de los tejidos al sistema vascular.
Con el objetivo de monitorizar el efecto de las plamaféresis se deben de medir en sangre las concentraciones de proteínas totales, albúmina y globulinas, siendo normal la disminución de la concentración de globulinas. Otros parámetros como electrolitos se mantienen normales y los niveles de calcio no sufren modificaciones importantes.
El tratamiento normalmente mejora la situación del paciente debida a la remoción de los anticuerpos y se acostumbran un promedio de 6 sesiones en días alternos, a menos que la evolución del enfermos indique que hay que continuar los procedimientos.